El Creador
- David Zavala
- 15 jun 2012
- 1 Min. de lectura
Un niño de no más de siete años jugaba con sus juguetes preferidos plácidamente en la vereda de la casa. En solo siete minutos había creado una "ciudad" estupenda.
Las cajitas de zapatos forradas eran rascacielos fascinantes, las carreteras eran amplias y los autitos circulaban ordenadamente. El niño dispuso también, que los muñequitos se repartieran por toda la ciudad. Algunos en los edificios, otros en las calles y el grupo restante manejaba los autitos. El niño era un gran inventor. Su "ciudad" funcionaba a la perfección.
Hasta que algo salió inesperadamente mal. De repente, uno de los muñequitos que se ubicaba en un edificio dejpo caer un objeto sobre uno de los autitos, lo que ocasionó que toda la ciudad se alborotara. Al ver esto, el niño no podía entender como pudo suceder eso en su ciudad. Y sin decir una sola palabra se puso de pie. Su rostro estaba desfigurado y se podía ver a simple vista que estaba enojado. Al instante, agarró al muñequito conflictivo y lo arrojó al tacho de basura junto al autito roto. Además, destruyó dos rascacielos para calmar su ira.
Y todavía muy enojado se metió dentro de la casa.
Los muñequitos que "se salvaron" de la ira del niño se decían el uno al otro: _No hagamos enojar al creador, porque nos destruirá.

Comments